Somos una feliz familia de tres, como siempre digo, por el momento. A veces tener solo un hijo no quiere decir que viva más tranquila. Hay niños que valen por tres, como es el caso de Álvaro.
Álvaro un pequeño de 3 años, y como todo niño a esa edad se pasa el día descubriendo cosas nuevas, intentando ser “mayor” e imitándonos en todo lo que puede. A pesar de ser bastante bueno, no es para nada tranquilo, se pasa el día inventando cosas, cantando y experimentando.
Su ídolo y modelo a seguir es su papi, cuando él no está, se sienta en su despacho frente al ordenador y me dice que está trabajando. Así que, como tiene que hacerlo todo, exactamente igual que él, un día se le ocurrió la genial idea de abrir el bote de espuma de afeitar y ponérsela por cara y parte del cuerpo, por suerte no puede acceder a las cuchillas que si no…
La verdad es que cuando lo encontré de esa guisa solo me salió soltar una carcajada, porque con esas pintas y su cara de bichito no pude aguantarme.
¡¡Una dinousariada en toda regla!!
Los peques son traviesos pero muy divertidos, Álvaro por ejemplo es un miedica, su padre y yo nos reímos muchísimo con este tema: cuando escucha un ruido fuera de lo normal siempre pregunta “¿qué es eso?”.
Recuerdo que en una ocasión me vió con una mascarilla facial puesta y empezó a decirme que por qué me había disfrazado de bruja jaja.