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    Por delante tenemos muchos meses de frío y mal tiempo, de días cortos que invitan a quedarse en casa y hacer planes en familia.

    Juegos de mesa, manualidades, una sesión de cine de sofá y manta, disfrutar de un ratito de música bailando… Pero ¿y si este año lo dedicamos a aprender a cocinar?,  ¿por qué no perderle el miedo a que sean ellos, los peques de la casa, los que piquen, corten, amasen y luego disfruten comiendo lo que ellos mismos han preparado?

    El invierno es una estación perfecta para descubrir recetas ricas y divertidas en familia.

    Una calentita y sabrosa sopa, un guiso con nuevos ingredientes, un bizcocho para merendar. Seguro que se os ocurren un montón de cosas que cocinar todos juntos.

    Pero no siempre es fácil que los niños prueben cosas nuevas y mucho menos que les gusten. Aunque suelen tener preferencia por ciertos platos que nos facilitan el día a día, no debemos acomodarnos en ellos. Convertirles en nuestros pinches, les ayudará a disfrutar en la cocina y descubrir nuevos sabores.

    Hacer de algo tan básico como la alimentación diaria de nuestros hijos un momento divertido y variado es responsabilidad nuestra así que aquí van unos truquillos, que a mí me funcionan, para que los niños disfruten con una alimentación completa y variada.

    1. Ten a mano libros de cocina

    Hay algunos preciosos, llenos de ilustraciones maravillosas y de recetas muy apetecibles, que harán que a los niños les apetezca preparar platos nuevos. Tenlos a mano y déjales que los miren y los lean.

    1. Déjales cocinar

    Con ayuda y en función de su edad, pueden ir preparando recetas básicas o ayudarte en el proceso. Los platos en los que hayan participado les resultarán mucho más atractivos. ¡Perdamos el miedo y dejémosles experimentar y familiarizarse con los cuchillos, las cacerolas y los alimentos!. Siempre con nuestra supervisión y ayuda, claro.

    1. Ve a la compra con ellos

    Déjales oler y tocar las frutas y las verduras. Visitad mercados tradicionales y aprovecha si tienes cerca de casa un huerto urbano, una granja… Déjales que hagan preguntas al tendero del mercado y que compren algún producto nuevo por el que tengan curiosidad.

    1. Prueba un alimento nuevo cada semana

    En casa, cada semana nos gusta que prueben algún alimento nuevo. No tienen que comerse un plato entero, pero sí probar al menos una cucharada. Así descubren nuevos sabores y poco a poco se van familiarizando con ellos hasta que, en la mayoría de los casos, les acaban gustando. A los adultos tampoco nos gustan todos los sabores y es lógico que a ellos tampoco, así que no te agobies y deja que su paladar madure poco a poco.

    1. Nunca, nunca, les obligues a comer

    No les gustará comer si el momento de sentarse a la mesa se convierte en una batalla campal para que se vacíen los platos. La paciencia aquí es nuestro mejor aliado. Tendremos que ser pacientes y confiar, nuestros hijos acabarán comiendo de todo.

    1. Siéntate a la mesa con ellos

    Una comida familiar para todos y un mismo menú. ¿Cómo obligarles a comer borraja si nosotros no nos la comemos? No les des a ellos puré de verduras si tú vas a comer un filete con ensalada. Si nos ven disfrutando con los alimentos ellos harán los mismo. Hagamos de cada comida, de cada cena un momento único para un encuentro familiar, para charlar y reírnos juntos.

    Comer es un placer, dejemos que para ellos también lo sea.

     

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